Carolina empezó a sentir que sus orejas se ponían rojas. No fue a causa de la temperatura en el interior del laboratorio, sino a causa de la vergüenza que sentía. Para los compañeros de Carolina ella se llamaba Carol, ellos tampoco tenían idea de que ella hablaba español, o que su abuela apenas hablaba un Inglés entrecortado.
La abuela Rita no era la causante de su vergüenza. Carolina estaba orgullosa de su abuela, una madre soltera que crió sola a sus hijos y los educó con un salario de aseadora. Pero cuando su abuela habló en español durante la visita de la escuela secundaria a la Universidad donde ella trabajaba como aseadora y llamó a su nieta por su nombre completo, Carolina sintió como si su abuela la había dejado desnuda delante de sus compañeros de clase.
Carolina quería decirle a todos los otros estudiantes que ella estaba muy orgullosa de su abuela. Que abuela Rita fue la razón por la que ella se interesó por la ciencia. Que Rita le contó a Carolina muchos cuentos cuando era una niña pequeña. Historias acerca de los muchos frascos de vidrio con formas imposibles y los instrumentos de luces parpadeantes que ella veía cuando hacía la limpieza de los laboratorios de la Universidad. Rita también le contó acerca de lo que hacían algunos de los científicos con los que charlaba todos los días cuando ella recogía la basura. Fue abuela Rita quien convenció a los padres de Carolina que la dejaran ir a los talleres de ciencia después de sus clases, y fue abuela Rita quien le consiguió el internado de verano en el laboratorio del Dr. Jones. Pero Carolina no logró decir nada de lo que quería decir, ella sólo atinó a decirle hola a su abuela, y luego a esconderse en un rincón, con la esperanza que la ultra-centrifugadora operada por el postdoc de la bata blanca distraería la atención de sus compañeros, que no paraban de mirarla.
Sólo había dos hispanos en los talleres de ciencia de su escuela, Carolina y Margarita, pero ellas nunca hablaban español entre ellas. Su Inglés era impecable y Carolina nunca dejó en clase que los compañeros conocieran sus raíces familiares. Pero no es que Carolina haya buscado abandonar el español, pasó más bien que el español abandonó a Carolina.
El Inglés de sus padres no era perfecto, y ellos hablaban Spanglish en casa. Pero los padres de Carolina insistieron en que ella hablara Inglés en la casa y en la escuela. El Español de Carolina fue un producto de la obstinación de abuela Rita, de los libros en Español de la biblioteca, y del barrio mayoritariamente hispano donde Carolina vivió toda su infancia. El idioma Español era el lenguaje de los juegos y de los bailes con los amigos. Era la lengua del corazón, con palabras que hacían que los «huevos rancheros» de Rita sí supieran a lo que eran y nunca a “tasty scrambled eggs”, y con flores que olían a jazmines en una tarde lluviosa, pero nunca olían a “fragrant jasmine”. Sin embargo, tan pronto como Carolina se interesó en la ciencia, el Español se convirtió en un obstáculo.
La TV en español ya no era tan divertida, y tampoco lo era la radio. Carolina no veía ni oía acerca de mujeres hispanas haciendo lo que ella quería hacer. Sólo hombres blancos en batas blancas hablando en Inglés con subtítulos en Español, o peor aún, actores cómicos de pelo alborotado con acentos alemanes falsos. Su familia y sus amigos en el barrio no entendían realmente lo que ella hacía en los talleres de ciencia después de la escuela. Sobre todo porque ella sólo sabía las palabras en inglés para lo que quería describir, pero también porque la ciencia no era parte de la vida diaria en el barrio. En cierta manera la ciencia la distanció de sus amigos y su familia. Tristemente el mundo de Carolina se dividió. Un interruptor se encendió en su cerebro, y cada vez que la ciencia estaba en su mente el mundo sólo podía hablar Inglés.
No siempre había sido así. Hubo un breve momento en la vida de Carolina cuando Español y ciencia vivían en paz dentro de ella: fue hace dos años cuando abuela Rita estuvo en el hospital. Carolina era la intérprete perfecta cuando Rita necesitó un tratamiento para las cataratas. Las instrucciones médicas abrumaban a la abuela Rita, pero Carolina se tomó el tiempo para descifrar las instrucciones que venían en «Español», con palabras a veces ininteligibles, y las puso siempre en un lenguaje que su abuela podía entender. Revisó todo en Inglés y Español, y tomó de ambos lo que funcionaba mejor para Rita.
El personal del hospital que trató a abuela Rita todavía recuerdan a la joven nieta. Ellos saben que ella habla español y se llama Carolina. Sin embargo, dos años más tarde, en la excursión de su clase a la Universidad, ella ya no es Carolina. Ella es Carol, y las caras de sus compañeros de clase muestran incredulidad cuando su abuela cambia sus rondas de limpieza diaria y pasa por el laboratorio del Dr. Jones para decir «hola Carolina».
¿Qué ha pasado en los últimos dos años? ¿Por qué Carolina se siente tan avergonzada? ¿Por qué Carolina se convirtió en Carol?
¿Qué le hizo renunciar a su identidad cultural con el fin de convertirse en una aspirante a científica?
Esas preguntas fueron parte de una conversación con Luis Quevedo un domingo por la mañana de Marzo en Raleigh, Carolina del Norte. Carolina es un personaje de ficción que nació esa mañana. Acabábamos de terminar un gran conferencia en Science Online Together donde finalmente nos conocimos en persona con Mónica Feliú-Mojer y Marga Gual Soler. Las ideas y la discusión entre los cuatro, con una gran respuesta de la gente en la conferencia y nuestra comunidad dio a luz a algo más grande y más urgente: Más y mejor ciencia en Español: un llamado a la acción publicado en Scientific AmericanBlogs y también la Red Comuniciencia.
¿Se pregunta qué perdemos cuando gente como la abuela Rita no reciben información en su idioma, contextuada, y relevante sobre salud? ¿Se pregunta por qué tiene que convertirse Carolina en Carol con el fin de convertirse en una científica? ¿Sólo quiere «Más Ciencia en español»? Por favor, únase a nosotros!
Gracias.